Pablito era un muchacho que en el campo se crió.
Mas no era tipo fuerte y del trabajo se canso.
Quería irse pal' pueblo para su vida cambiar.
Tenía una pistola y se la quería llevar
Y escuchen el consejo que le dijo su mamá.
Pablito si te vas deja la pistola allá.
Pablito si te vas deja la pistola allá.
La desprestigiada Oficina del Panel del Fiscal Independiente o como se llame oficialmente el “FEI”, ha determinado radicarle cargos – entiendo que graves – al Representante por el Distrito Representativo 23 a la Cámara de Representantes ( distrito que comprende unidades electorales – sectores - de Yauco, Guayanilla, Peñuelas y Ponce), José H. Rivera Madera, mejor conocido como “Cheíto”.
La conducta criminal agravada que requiere “desenvainar la espada” - no la de Damocles sino la de la justicia puertorriqueña - consiste en juntarse con sus constituyentes para – alegadamente - violar el artículo 200 del Código Penal que tipifica como delito “ la obstrucción o paralización de obras.” Según los defensores de la ley Cheíto y los coautores vecinos, obstruyeron el paso de un camión de hormigón que se disponía a depositar el material en la obra de construcción, por lo que fue arrestado por el delito de obstrucción o paralización de obras. Un detalle interesante en la narrativa del gran crimen es que los criminales comunitarios y su delegado ante las cortes, traspasaron “… el área acordonada por el Negociado de la Policía …”. Todo lo anterior ocurrió cuando todavía no había cantado el gallo, es decir, cuando todo el mundo estaba durmiendo.
En resumen, los acusan por llevar a cabo un acto de desobediencia civil para evitar la construcción, casualmente en horas del madrugada y debidamente escoltados y protegidos por el propio estado, de una antena privada de comunicación en un sector de Guayanilla que es parte del distrito que representa Cheíto; una actividad repudiada y rechazada por la comunidad, de cuestionada legitimidad, y que se alega presenta y amenaza la salud ambiental de la gente.
Esta no es la primera vez en Puerto Rico que se arresta a un legislador por interrumpir obras, meterse en terrenos privados de acceso limitado por leyes federales y locales; conducta y actividades que la propia Asamblea Legislativa ha reconocido que goza de implicaciones morales y conciencia propias del ejercicio de la función de legislador ciudadano. Así han sido los casos de Rubén Berrios Martínez, Norma Burgos Andújar y el otro montón que se llevaron en Vieques, incluyendo al presidente del Senado entonces, Fas Alzamora.
Si por la naturaleza del cargo de legislador es que predica la acción de Justicia de pedir la designación de un FEI, por esa misma razón es que nunca se debió de formular tal recomendación, aún si había presión de quiénes creen que han logrado desprestigiar a Cheíto y que lo tienen a las puertas del calabozo. Con tanto robo y traqueteo en el sistema de permisos; en procesos regulatorios, en endosos de dudosa naturaleza, en deslindes de pacotilla o a conveniencia, decidieron que el delito de Cheíto y los vecinos es tan grave, que sobre su cabeza debe desenvainarse la espada. Lo que debieron hacer es un gran foro para debatir los pro y con de la actividad que el pueblo repudia.
Corresponde solo a sus constituyentes y en todo caso, a sus pares, el juzgar si las acciones de Cheíto son ajenas a su función legislativa. Yo digo que no lo son y que Cheíto merece el respeto y apoyo de todos por atreverse a estar, no solo a favor de la causa, sino al lado de sus constituyentes.
Para aquel que ve una espada desenvainada sobre su impía cabeza, los festines de Sicilia, con su refinamiento, no tendrán dulce sabor, y el canto de los pájaros, y los acordes de la cítara, no le devolverán el sueño, el dulce sueño que no desdeña las humildes viviendas de los campesinos ni una umbrosa ribera ni las enramadas de Tempe acariciada por los céfiros. Horacio, Odas III, 1
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